6/4/11

EL CISNE NEGRO



A decir verdad, lo primero que pensé luego de haber observado este excéntrico filme, fue que tanto psicólogos como psiquiatras se encontrarían a gusto realizando un análisis dado la serie de patologías que se presentan. Esta película es abundante en cuanto a la exploración de diversos aspectos de la personalidad: la autoexigencia, la competencia, la frialdad, la repercusión del contexto en el cual cada uno se encuentra inmerso y el autodescubrimiento de aspectos desconocidos, pero, sobre todo, las consecuencias de una mente perturbada.

La temática principal es abordada por una clara dualidad: una real bipolaridad representada en una historia de fantasía, la del cisne blanco-cisne negro, desdoblamiento que paralelamente se va metamorfoseando en la mente de Nina.

Nina es una mujer insegura y solitaria cuyo entorno familiar le ha sido perjudicial al poseer una madre sobreprotectora, exigente ( que desea proyectar sus sueños de ballet frustrados a través de su hija) y contraproducente a la hora de incucarle a su hija el cultivo de relaciones sociales.

Se comienza a notar ya la primera falla en la personalidad de Nina cuando se encuentra ensayando un número e irrumpe en la clase Lily, una nueva bailarina y, dicha interrupción, es tomada por la protagonista como una interferencia realizada con un fin malicioso; y, luego, continuamos con el momento en el cual es seleccionada para representar el papel principal en la obra de El Lago de los Cisnes, y a partir de allí , la historia comienza a tornar un giro importante.

Las dificultades externas que analizamos por fuera vienen intensificadan por problemas internos ,y, en este caso, seria la falta de frescura y soltura de la protagonista,es una persona estructurada en cuya vida cotidiana se encuentra : reprimida en su ambiente hogareño, reprimida en el plano sexual y carente de amistades, por lo tanto estos inconvenientes afloran y afectan un aspecto fundamental en su vida que es el ballet, en donde se le presenta la propuesta de representar un papel cargado de dinamismo glamoroso, lujurioso y audaz, aspectos de los cuales carece. Este conflicto interno trae aparejado una gran falta de autoestima: “No soy nada” afirma Beth MacIntyre, y en la escena vemos como se ve ella misma afirmando la frase. A pesar de esta situación, el director de la obra apuesta por ella para el papel porque muy en el fondo sabe que Nina presenta el potencial pero que aun no lo ha explorado y profundizado.

Por otra parte, además de poseer un carácter obsesivo, la paranoia de esta excelente bailarina se intensifica en su relación con su nueva compañera de baile, Mila, al creer que desea quitarle su papel principal en la obra, observación errónea ya que podemos analizar claramente que esta última no presenta ningún indicio de intentar sabotear a su compañera, si no al contrario, de alentarla e integrarla. Obsesión en su máximo esplendor.

A la vez, la decadencia psicopatológica se va agudizando por medio de los cambios físicos que ocurren únicamente en su mente (a excepción del problema en la espalda), cambios que pueden provocar en el espectador cierto rechazo pero que encuentran su razón de ser en el final. Entonces, en el transcurso del filme pasamos de un comienzo con una chica de 28 años mimada, suave y tímida, a una bailarina segura y sin escrúpulos quien no presenta inconveniente al eliminar del medio a quien se presente como un estorbo en su camino a la perfección.

Cabe destacar de esta obra la majestuosidad visual resaltada mediante el vestuario y el maquillaje, el rostro atractivo y esbelto de Portman suma varios puntos a favor y, debemos mencionar, que la representación de la dualidad primordial se hace visible también por medio de las iluminaciones utilizadas con bastante ingeniosidad.

Con respecto a la actuación de Natalie Portman considero que la misma es impecable, ya veíamos que tenía buen futuro cuando comenzó dando sus pequeños pasos en aquella lejana película El Perfecto asesino. Las escenas para mi más destacadas es aquella en la que Nina le comunica a su madre que ha sido seleccionada para el papel ya que es allí cuando vemos su rostro irradiando una sincera felicidad, la misma alegría que deleitamos en otra escena,cuando Nina culmina en la máxima explotación de su potencial; ambas son escenas gratificantes, dignas de un merecido y orgulloso aplauso, aplauso que finalmente obtuvo la actriz al consagrase con su merecido Oscar este año.


PUNTUACIÓN: 8



EUGENIA PISCITELLO